Juicio Final, fresco que decora el lienzo mural situado tras el altar de la Capilla Sixtina, realizado por Miguel Ángel entre 1536 y 1541.
A principios de 1536, Miguel Ángel comienza la decoración de la pared del altar de la Capilla Sixtina según el encargo realizado por el papa Clemente VII y renovado por su sucesor Pablo III. Ya entre 1508 y 1512, a petición de Julio II, el pintor había decorado la bóveda del edificio con frescos inspirados en el Génesis y rodeados de figuras del Antiguo Testamento, profetas y sibilas.
Los personajes parecen transportados por una doble espiral hacia arriba y hacia abajo alrededor de un Cristo en majestad, Dios creador, de brazos justicieros, a cuyo lado se encuentra sentada la Virgen María, con un rostro temeroso e implorante.
Asimismo, el tratamiento trágico y convulsivo del tema rompe totalmente con las representaciones anteriores. La humanidad está representada impotente y sometida al implacable poder de la voluntad divina. Bajo la mirada de los ángeles del Apocalipsis (once ángeles, ocho de ellos con una trompeta, en el centro de la composición bajo Cristo) y de los santos mártires (Bartolomé, Blas, Catalina, Lorenzo, Sebastián) que muestran los instrumentos de su suplicio, los condenados caen (a la derecha) y después se amontonan unos sobre otros (en el registro inferior, a la derecha).
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