jueves, 16 de diciembre de 2010

El juicio final de Miguel Angel



Las figuras se retuercen sobre si mismas, manifestando acentuados escorzos que anticipan el Manierismo y el Barroco, creándose una increíble sensación de movimiento unificado a pesar de la ausencia de perspectiva tradicional disponiendo las figuras en diferentes planos pero sin crear el efecto de fuga. De esta manera se refuerza la tensión y el dramatismo del momento pintado por el maestro, creando una especie de remolino intenso que provoca cierta inestabilidad irreal. Los personajes exhiben el interés de Buonarroti por la anatomía escultórica, destacando sus amplias y musculosas anatomías inspiradas en el mundo clásico. El colorido brillante sintoniza con la bóveda a pesar de abundar las carnaciones de los cuerpos desnudos que permiten contemplar sus músculos en tensión, sin olvidar hacer alusión a la expresividad de los rostros recogiendo en sus gestos el destino que les ha tocado tras el último juicio. Cuando el espectador penetra en la Sixtina y contempla esta obra maestra siente ante sus ojos la intensidad emocional del momento como sólo Miguel Ángel podría interpretarlo.





martes, 14 de diciembre de 2010

La escuela de Atenas





En Escuela de Atenas (1510-1511), uno de los frescos pintados por Rafael para decorar las estancias del Vaticano, aparecen Platón y Aristóteles (en el centro) así como otros filósofos y eruditos griegos. La Escuela de Atenas es uno de las obras más grandiosas de la pintura renacentista. Se trata de un fresco ubicado en la Signatura del Vaticano, y expresa a la perfección todo el genio de Rafael.
En el centro se puede ver a Platón, con el Timeo, señalando el cielo, y Aristóteles, con la Ética, presidiendo un gran número de personajes. La Escuela de Atenas celebra la investigación racional de la verdad.
A la izquierda se encuentra Sócrates conversando con Alejandro Magno, armado. La configuración de la arquitectura del templo de la sabiduría, con los nichos de Apolo y Palas Atenea, como espacio renacentista y la representación de los sabios de la antigüedad como hombres contemporáneos de Rafael subrayan esta idea de continuidad entre el presente y el mundo antiguo. Son muchos más los personajes clásicos representados en la obra, entre los que cabe destacar a Epicuro y Pitágoras, situados a la izquierda.

El nacimiento de Venus




Lorenzo de Medici encargó en 1482 a Sandro Botticelli este cuadro conocido como El nacimiento de Venus. La imagen combina los temas astrológicos y la mitología clásica con ciertos elementos cristianos. Su estilo lineal y aéreo ayuda a conseguir el efecto delicado y sutil de la composición.
Es uno de los temas mitológicos más famosos de Botticelli . Parece ser que fué tomado de La Metamorfosis de Ovidio. La diosa Venus nace del dios Urano, que es castrado por su hijo Cronos, arrojando sus genitales al mar.
El cuadro recrea el momento en que la diosa llega a la isla de Cítera, empujada por el viento, como describe Homero.
Sobre una enorme concha, aparece la blanquecina y esbelta figura de la diosa del amor con sus largos cabellos en dorados tirabuzones, mecidos por el viento. La mano izquierda recoge un bucle de pelo con el que tapa su pubis. El brazo y la mano derecha tratan de velar sus pechos.
En la izquierda de la escena, aparecen fundidos en un cálido abrazo las figuras de Aura, diosa de la brisa y de Céfiro, dios del viento.

El David de Miguel Angel




Miguel Ángel representa al rey David como atleta, pero no como joven atleta, sino como un hombre en la plenitud de su vida. El artista eligió, como motivo para la obra, el momento previo al enfrentamiento de David con el gigante Goliat (cuya cabeza no aparece derrotada a sus pies, como era usual en otras representaciones). Por ello, el aspecto contenido y expectante que nos muestra la figura, con los rasgos típicos de un luchador que se apresta al combate. Esa expectación se traduce en la mirada, enormemente penetrante, y se expresa también mediante la tensión corporal: la musculatura (e incluso los tendones y las venas) son claramente perceptibles. En definitiva, podemos hablar de un movimiento claramente contenido, que se convierte en pura tensión corporal.
Además, para que la tensión no pueda confundirse con un absoluto equilibrio, Miguel Ángel emplea el contrapposto y aumenta los volúmenes de ciertas partes del cuerpo, que vienen a simbolizar la fortaleza  del rey David.

El juicio final de Miguel Angel



Juicio Final, fresco que decora el lienzo mural situado tras el altar de la Capilla Sixtina, realizado por Miguel Ángel entre 1536 y 1541.
A principios de 1536, Miguel Ángel comienza la decoración de la pared del altar de la Capilla Sixtina según el encargo realizado por el papa Clemente VII y renovado por su sucesor Pablo III. Ya entre 1508 y 1512, a petición de Julio II, el pintor había decorado la bóveda del edificio con frescos inspirados en el Génesis y rodeados de figuras del Antiguo Testamento, profetas y sibilas.
Los personajes parecen transportados por una doble espiral hacia arriba y hacia abajo alrededor de un Cristo en majestad, Dios creador, de brazos justicieros, a cuyo lado se encuentra sentada la Virgen María, con un rostro temeroso e implorante.
Asimismo, el tratamiento trágico y convulsivo del tema rompe totalmente con las representaciones anteriores. La humanidad está representada impotente y sometida al implacable poder de la voluntad divina. Bajo la mirada de los ángeles del Apocalipsis (once ángeles, ocho de ellos con una trompeta, en el centro de la composición bajo Cristo) y de los santos mártires (Bartolomé, Blas, Catalina, Lorenzo, Sebastián) que muestran los instrumentos de su suplicio, los condenados caen (a la derecha) y después se amontonan unos sobre otros (en el registro inferior, a la derecha).